Artesanías y Manjares
La legendaria feria de los sábados es una muestra de la basta y
perdurable artesanía regional. La expresión a la vista de los productores que
el hombre de estas tierras, con sus diestras manos, engendra a contrapelo de un
mundo apremiado por la tecnología.
Sin duda el máximo atractivo de simoca es su feria tradicional o
mercado de encuentro social sabatino instalado en los antiguos predios d la
estación de trenes donde se ofrecen dispares mercaderías: desde distintas
verduras, carnes de todo tipo, artesanías en un cuero especialmente curtido con
repujados o cincelados que los ubican entre los mejores del país. Además
artesanías de maderas, cerámicas, sillas y la cestería, en canastos, pantallas,
esteras donde se usa como material el simbol, la totora, la palma y la caña
hueca.
Simoca ostenta una gastronomía sabrosa y abundante, teniendo como
principal protagonista a las celebres empanadillas que evocan el inolvidable
recuerdo de las paradas obligatorias que hacían los trenes en las estaciones
donde se vendían. Un verdadero manjar, especie de empanada grande, rellena de
dulce de batata, cayote o dulce de leche, bañada en merengue.
El locro es otra de las comidas tradicionales que combina la
gastronomía de la cocina criolla con conocimientos culinarios ancestrales.
Seductores de paladares, los chorizos, arrollados, morcillas y asados de cerdo
le dan el toque distintivo. Otro manjar infaltable es el clásico tamal. Hecho
de maíz molido en mortero, remojado y mezclado con puré de anco cocido. Relleno
de un picado de carne de vaca o cabeza de cerdo, huevo duro, pasas de uva,
cebolla verde y especias, envuelto en chalas secas de choclo.
Y no ahí que dejar de probar el pastel de novio, nacido como
postre en las bodas, y generalizado hoy como otros de los deliciosos postres
que se pueden disfrutar en feria.
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